miércoles, 1 de agosto de 2012

El crimen de los hermanos Pongo


GOLPEARON Y ASESINARON A UN JOVEN TAXISTA TRES DÍAS DESPUÉS DE SU CUMPLEAÑOS. HOY, A MÁS DE UN AÑO, Y TERMINADAS LAS INVESTIGACIONES, LA FISCALÍA PIDE LA PRISIÓN PREVENTIVA CONTRA LOS RESPONSABLES, PERO ESTOS YA HAN FUGADO.

Por Sandy Poma Chata
Nada ni nadie le devolverá la vida a Joel Quiroga Aroni, un joven y humilde taxista que encontró la muerte a manos de los hermanos Pongo Quispe, Diego Armando y Julio César, el 20 de agosto de 2011, tres días antes de que cumpliera 23 años. Quiroga había salido a trabajar dejando a sus tres hijos y a su esposa Dora Pacheco y terminó fatalmente semienterrado en las pampas del sector Hospicio, en el kilómetro 1321.05 de la carretera Panamericana Sur. Los hermanos Pongo lo habían ahorcado y golpeado con fuerza; así lo demuestra la necropsia que determinó su muerte por asfixia mecánica y múltiples lesiones.

Pero a partir de su muerte habían pasado meses y ni las autoridades ni los familiares de Quiroga conocían quienes estaban detrás del crimen, solo hasta el 20 de diciembre de 2011 cuando, tras una persecución policial, se intervino el vehículo de placa Z1F-288 por el local del antiguo complejo fronterizo Santa Rosa con mercancía de procedencia extranjera que había ingresado de manera ilícita a territorio peruano. Se trataba del auto de Joel Quiroga, con la placa de madera falsa X1F-288. Aquella ocasión el conductor y los ocupantes se habían dado a la fuga.

Sin embargo, en la unidad móvil se encontró una papeleta de infracción a nombre de Diego Armando Pongo Quispe. Fue así que poco a poco la Fiscalía fue encontrando mayores pruebas que lo sindicaban a él y a su hermano como los homicidas.

MÁS EVIDENCIAS
Además, en el parabrisas del auto efectivos de la Deincri Sur hallaron inscripciones con cinta adhesiva con el nombre de “César” y “Ely” acompañados de los signos “capricornio” y “géminis”, respectivamente. Julio César Pongo nació el 17 de enero de 1990, por ende pertenecía al signo de capricornio, sostuvo la Fiscalía, lo que refuerza aún más que el auto era usado por los hermanos Pongo.

En el tapasol de la unidad se halló también las inscripciones “el amor de mi vida siempre serás tú” y “te amo Julio”. En efecto, Edgard Pongo Tarqui, padre de los hermanos Pongo, declaró ante la Fiscalía que su hijo Julio César sostenía una relación con una chica de nombre Elizabeth (“Ely”), lo que permitió reforzar nuevamente la teoría de que Julio César y Diego Armando usaban el vehículo.

Así aparecieron además nuevos testigos que colaboraron la justicia e informaron haber visto a los hermanos Pongo conduciendo la unidad de su víctima.

INTENTO DE CAPTURA
Con todas las pruebas a mano se dictó una orden de detención preliminar judicial contra los hermanos Pongo y, para cumplir ese objetivo, una policía femenina ingeniosamente contactó a Diego Pongo a través de Facebook. Estableció una importante relación amical con él al punto de sostener un encuentro. Y así fue, el 11 de febrero se citaron a espaldas del Mercado Central a las 16:30 horas. Diego Pongo apareció en un auto de placa AOD-533, le pidió a la policía que suba a su carro. Pongo le dijo que la llevaría a Pocollay y en el trayecto la policía se identificó como tal. En ese momento el asesino intentó golpearla con un desarmador y fugarse; la policía dio dos tiros al aire, pero todo había sido en vano. El asesino Pongo corrió, tiró su celular debajo del carro y huyó logrando su cometido. En el vehículo la policía encontró ocho tarjetas andinas de migración, dos de ellas a nombre de Diego Pongo. 

SIN PARADERO
Hoy las autoridades policiales y fiscales desconocen el paradero de los hermanos Pongo. Ninguno de los dos tiene arraigo familiar. El padre dijo que sus hijos eran “chicos malos” que ya no vivían en su casa desde hacia buen tiempo.  El pasado 23 de julio la Fiscalía Penal Corporativa de Tacna solicitó al Poder Judicial se dicte el mandato de prisión preventiva contra los hermanos Pongo, pero como están las cosas la captura se avizora dificultosa.

La Fiscalía hizo todos los esfuerzos en las investigaciones, pero siempre hubo obstrucciones puestas por la misma Policía Nacional. Se sospecha que algunos efectivos están involucrados en la “desaparición” de los hermanos Pongo, debido a que algunas pruebas halladas en su contra fueron intenciosamente manipuladas. Aún así, la familia de Joel Quiroga aún espera justicia.

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